martes, 23 de enero de 2007

Sólo eso, miradas

Miradas. Esa es la esencia de la vida, las miradas. Llenas de amor, de odio, de cariño, de tristeza, de ironía. Miradas que pueden matar o pueden dar la vida. Sólo eso, miradas.

Entonces, ¿por qué tememos al mirar a alguien? Quizá sea por ese miedo a enamorarnos de una mirada, a ser juzgados por otra o a sentirnos intimidados por aquella que menos esperamos. Pero bueno, son riesgos que debemos correr, ya que a fin de cuentas son los que dan sentido a nuestra vida.

Con sólo una mirada se puede conocer a alguien. Estoy segura. La inocencia, la maldad, la pequeñez o la grandeza de aquel que te mira a los ojos se traspasa inmediatamente al pensamiento, a esa figura imaginaria que tenemos de cada una de las personas a las que conocemos y que, más tarde, se irá forjando con perfección.

Aunque hay veces que cuesta más conseguir una mirada que ganar el Gordo de Navidad. No lo entiendo. Puede ser por mi forma de ser, pero me gusta regalar miradas. Son parte de mí.

Miradas. Sólo eso. Miradas.

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